También, las restricciones de viaje, especialmente desde China y países fronterizos, posterior cierre fronterizo, el cierre de escuelas; cancelación de eventos multitudinarios, malls y zonas con conglomeración, aplicación masiva de los exámenes médicos, y el seguimiento de casos de contagio aun cuando los números eran exiguos, fue una movida estratégica para contener la curva de contagio. Asimismo, limitaron los bloqueos a los barrios con grupos de apoyo. A medida se fueron suavizando las estrictas normas de cuarentena, Vietnam igual seguía poniendo a decenas de miles de viajeros que llegaban, con o sin síntomas de COVID-19, en los cuarteles del ejército, dormitorios de las universidades y en otras instalaciones públicas por dos semanas como mínimo. La prevención es menos costosa que la cura.

Y, si hay duda de la veracidad de los datos, las leyes de privacidad en el sistema de salud de Vietnam no son tan estrictas como en Estados Unidos, Canadá o Europa. Los datos de pacientes de COVID-19 en Vietnam están disponibles públicamente. En algunos casos, los detalles se redujeron seriamente a sus direcciones, nombres, sus contactos personales, sus actividades y hábitos diarios.